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Diego Lugano: “Los sudamericanos tenemos un “plus” que nos permite igualar la infraestructura europea”.

En diálogo con conmebol.com Diego Lugano, el jugador con más capitanías en la historia de la celeste habla de su carrera, de su selección, del fútbol y de la vida.

Diego Lugano recibe a conmebol.com en su departamento de Asunción en compañía de un amigo inseparable, no solamente de él sino de todos los uruguayos: el mate. Se lo ve tranquilo, disfrutando de este presente que, como ha ocurrido en la mayoría de los clubes en que jugó, ya lo tiene como uno de los ídolos de la hinchada. Debutó de manera atípica para un defensor porque lo hizo marcando un gol y, claro, fue el comienzo del romance con el hincha azulgrana.

                                                             

En la tranquilidad de su casa, con el inseparable amigo de todos los uruguayos: el mate.

conmebol. com: Diego, después de una carrera tan extensa, después de tanto tiempo en Europa, ¿cómo se dio esta llegada a Paraguay?

Diego Lugano: Se sumaron varios factores. Yo tenía ganas de estar cerca de mi familia y de mi país y no quería ir a un club uruguayo porque yo estoy muy ligado a la camiseta de la selección y no quería dividir ese sentimiento. Cuando surgió la posibilidad de Cerro la verdad que me interesó enseguida porque conozco al fútbol paraguayo, conozco a Cerro Porteño y además sé de lo bien que les ha ido a los uruguayos que jugaron acá, hablé con muchos de ellos, algunos incluso ya se quedaron a vivir aquí. Siempre tuve muy buenas referencias del fútbol paraguayo y del país así que se dieron las condiciones y estoy muy feliz de haber tomado esta decisión.

                                                       

Lugano, hoy, con la camiseta del Cerro Porteño, de Paraguay, festejando el gol que marcó en su debut.

c.c.: ¿Estar “cerca del país” significa también estar cerca de la selección?

D.L.: Y, es lo que me preguntan tanto en mi país como aquí y la verdad es que uno está siempre a disposición pero, al mismo tiempo, uno entiende que van pasando los años y se da un recambio que es natural, además en mi puesto han surgido muy buenos jugadores. De todas maneras lo que tengo que hacer es seguir jugando y hacerlo a un alto nivel y después se verá.

 Como dice una canción de Los Olimareños, “Si la patria me llama, aquí estoy yo” (tararea la canción y se ríe).

c.c.: ¿Te sentís bien?

D.L.: Sí, tengo 34 años pero hoy en día ha cambiado mucho todo lo que tiene que ver con la preparación de un jugador, con los tratamientos de recuperación, con la medicina, la ciencia, todo está al servicio del jugador pero, claro, también uno tiene que aportar lo suyo y en ese sentido el cuidado, la conducta profesional dentro y fuera de la cancha es fundamental. Lo que es más difícil de sobrellevar es la parte anímica, sicológica, mental, el fútbol a alto nivel es estresante y ahí  entra a tallar otro tipo de preparación, depende mucho de cada persona, de cada jugador, de sus objetivos, de saber a dónde quiere llegar, he visto a muchos buenos jugadores quedarse por el camino. Que nadie dude que aquellos grandes jugadores, aquellos que se destacan, aquellos que marcan diferencia a nivel mundial son aquellos que se cuidan, que entrenan, que se dedican por entero a mejorar cada día y tienen una gran fortaleza mental

c.c.: Estamos ahí nomás de una nueva eliminatoria, ¿cómo la ves?

D.L.:¡Ufff!, las eliminatorias sudamericanas son tremendas, duras, desgastantes, estresantes y estas no solamente que no van a ser la excepción sino que van a ser todavía más duras, hay muy buenas selecciones. Yo viví -¡y sufrí!- tres eliminatorias y en el Uruguay la presión es todavía mayor porque hay una relación muy profunda entre el fútbol y el uruguayo, entre la celeste y el hincha, la exigencia es muy grande, viene desde muy atrás en la historia. Campeones del mundo, campeones olímpicos, campeones de América, campeones de la Libertadores; en realidad la exigencia no tiene relación con lo que somos como país, somos un país pequeño pero a la hora del fútbol eso no importa, la presión es ganar, clasificar, estar en el mundial y uno debe saber sobrellevar todo eso que, por otra parte, es muy lindo, es lo que todos soñamos. Vestir la celeste es lo más grande que hay para un jugador uruguayo, uno lo sueña desde que comienza a jugar, me parece que desde antes de nacer

c.c.: ¿Qué significa para un jugador entrar a la cancha a jugar un mundial y, además, como capitán?

D.L.: Mucho, todo, es lo máximo, es algo que no lo podría explicar con palabras, es un sentimiento muy profundo, muy fuerte.  Y lo de la capitanía es para nosotros los uruguayos un motivo de orgullo, siempre ha sido así en la selección…

                                                            

Lugano, la celeste y el brazalete de capitán. Tiene el record con 87 capitanías.

c.c.: ¿Desde Obdulio? (N.de R.: el capitán del célebre Maracanazo cuando Uruguay ganó  el mundial del ’50)…

D.L.: No, desde Nasazzi (N. de R.:  fue el capitán celeste cuando Uruguay ganó los Juegos Olímpicos de  París, en 1924 y Ámsterdam, 1928 y la Copa Mundial de Fútbol celebrada en su país en 1930). La capitanía tiene un gran valor para nosotros y me enorgullece ser el jugador con más capitanías en la historia, han sido 87 partidos con el brazalete.

c.c.: Lo de Sudáfrica fue muy bueno…

D.L.: Inolvidable. A lo mejor en Brasil teníamos más potencial pero lo que vivimos en Sudáfrica fue increíble sobre todo por la repercusión que tuvo en nuestro país, en nuestra gente, fue un nuevo acercamiento entre la celeste y la gente, fue extraordinario lo que vivimos durante y después de ese mundial

c.c.: Ahora que volviste a nuestro continente, ¿cuál es el balance europeo?¿qué cosas marcan diferencia entre el fútbol europeo y el sudamericano?

D.L.: Creo que hay algo fundamental que es la infraestructura que tienen allá. Hoy veo y me agrada que en Sudamérica le estemos dando importancia a la infraestructura, a tener buenos estadios, buenos campos de juego, buenos campos de entrenamiento pero, la verdad es que en ese sentido mientras aquí avanzamos a 50 por hora allá lo hacen a 100 y a la larga eso se nota en lo deportivo, a la hora de competir, son muchos detalles que hacen a la preparación de los equipos, a la organización, a cuidar el espectáculo. Cuando un jugador extranjero llega al fútbol inglés el sindicato de jugadores le entrega un librito, en el idioma del jugador que llega, y allí está la historia de la Premier League, lo que era antes, cómo fue cambiando, como fue evolucionando, como fue creciendo hasta ser uno de los torneos más vistos en el mundo.  Los árbitros también tienen algo parecido entonces así como a los árbitros se les indica que deben dejar jugar, que deben hacer que el juego sea fluido, sin cortes, a los jugadores se les dice que no deben simular, que deben respetar las reglas, que deben tener una buena conducta, que deben respetar al árbitro, en fin, cuidan el espectáculo en todo sentido.

c.c.: ¿Y cómo es que a la hora de los mundiales, de los mano a mano contra los europeos podemos competir de igual a igual y ganarles?

D.L.: Porque los sudamericanos tenemos un “plus” anímico que el europeo no tiene. Le cuento algo que dije antes del partido contra Inglaterra, en el mundial de Brasil. “Ellos son más grandes, más rápidos y más técnicos que nosotros pero nosotros vamos ganar porque tenemos un “plus”, tenemos algo que ellos no tienen”. Para el sudamericano el fútbol es una tabla de salvación, es la luz al final del túnel, una posibilidad de llegar a ser algo, a abrirse camino, a ganar dinero, a progresar, el europeo es distinto no tiene eso que nosotros tenemos, no sienten al fútbol de la misma manera. Los sudamericanos tenemos ese “plus” que nos permite igualar la infraestructura europea.

c.c.: ¿Qué sentís cuando en el campeonato brasileño la hinchada del Sao Paulo grita “Lugano, Lugano”?

D.L.: No lo puedo creer, que los brasileños que tienen tantos buenos jugadores se acuerden de uno es muy lindo, sé que la hinchada del Sao Paulo me recuerda pero ya hace mucho que jugué allí y que grite mi nombre es muy fuerte

c.c.: ¿Fue tu mejor momento futbolístico el que pasaste en el Sao Paulo?

D.L.: Fue muy lindo, ganamos muchas cosas pero a nivel individual creo que mi mejor momento fue en Turquía, en el Fenerbahce. Allí también, felizmente, la gente me recuerda muy bien, fue una muy buena época en la que el equipo ganó muchos títulos, estuvimos en la Champions y yo marqué muchos goles. El hincha turco es también muy futbolero, muy apasionado. Además, la calidad de vida en Estambul era muy buena

Sao Paulo y Fenerbahce, dos de los clubes en que lo recuerdan como ídolo.

c.c.: Ahí pasamos a algo que tiene que ver con otra faceta tuya. ¿Te importa mucho la parte social del fútbol?

D.L.: Muchísimo y eso lo hemos podido desarrollar con el grupo de la selección. Una vez íbamos a donar un premio de un partido del mundial de Sudáfrica y al final hablamos y decidimos que era mejor hacer algo que dure más, que sea realmente importante y creamos la Fundación Celeste y la llevamos adelante entre los propios jugadores. Con las buenas campañas de la selección nosotros hemos podido hacer que la gente se entusiasme desde lo deportivo pero no quisimos quedarnos en eso y procuramos crear conciencia acerca de la importancia de que los chicos estudien, sacarlos de los vicios. A mí me pone mucho más contento que un padre se acerque y me agradezca que gracias a nosotros su hijo lee libros o estudia que si se me acerca a felicitarme porque ganamos un partido o una copa y eso es algo compartido con todos los compañeros de la selección y continúa con las nuevas generaciones. Los buenos resultados ayudaron a eso y también hay que decir que los buenos resultados se fueron dando porque felizmente lo dejaron trabajar al Maestro Tabárez y se hizo un trabajo organizado, planificado. Yo estaba como capitán, al frente de la Fundación pero ahora voy a entregar el brazalete (se ríe), igual todos seguimos ayudando no solamente en la parte económica que es importante sino en preocuparse, darle tiempo, atención

c.c.: ¿De qué jugadores que marcaste te acordás como los más difíciles?

D.L.: Fueron muchos, al más alto nivel. Zlatan era “insoportable”, fuerte, temperamental, técnico, un gran jugador. Marqué a Robinho, en su mejor momento, a Messi, a Ronaldo, menos mal que ya lo agarré un poco gordo ja, pero igual era un fenómeno, a Romario, en fin, varios delanteros realmente extraordinarios.

c.c: ¿Te ves como director técnico al retirarte?

D.L.: Todavía faltan unos añitos para el retiro eh! Pero no lo sé. Hoy no me veo como entrenador pero muchos compañeros me han dicho que les pasaba lo mismo y que a medida que sentían que se acercaba el momento de retirarse les picaba el bicho de ser entrenadores, no sé si eso me va a pasar. Sí me gustaría estar ligado al fútbol en una función de gestión, como manager, director deportivo, algo así…pero todavía falta eh!.

Robert Singer/conmebol.com

Fotos: Néstor Soto/conmebol.com

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