Una delegación de dirigentes, técnico y jugadores de la selección paraguaya de pueblos originarios que ganara la Copa Indoamericana disputada en Chile se entrevistó con Juan Ángel Napout.
Una delegación de dirigentes, técnico y jugadores de la selección paraguaya de pueblos originarios que ganara la Copa Indoamericana disputada en Chile se entrevistó con Juan Ángel Napout.
Los miembros de la delegación agradecieron el gesto del presidente de la CONMEBOL por recibirlos en la sede de la Confederación y manifestaron su alegría y satisfacción por estar en la casa del fútbol sudamericano.
En ameno diálogo expusieron al presidente detalles de lo que fue la preparación del equipo, la participación, la alegría por el encuentro con representantes sudamericanos de otros pueblos originarios y, desde luego, la alegría por haber conquistado el título.
A su vez el presidente de la CONMEBOL felicitó a los integrantes de la comitiva, en nombre de todos los que participaron del sudamericano, por el logro alcanzado y destacó que ”sobre todo, quiero hacer llegar mi satisfacción y alegría por comprobar que una vez más el fútbol cumple con una importantísima función social como es la unión de los países a través de sus pueblos originarios, eso es lo más resaltante de este torneo”.
“Una experiencia inolvidable”
Luego de la entrevista con el presidente Napout los integrantes de la comitiva campeona dialogaron con conmebol.com para señalar, desde sus propios lugares en la delegación, detalles y anécdotas referentes a la preparación y participación en la citada copa.
Los dirigentes Enrique Benítez, presidente de la Unión del Fútbol del Interior (UFI) y Lelis Leith, director de dicha entidad por el departamento de Presidente Hayes, señalaron que “hubo un gran trabajo hecho a pulmón, con ganas de hacer bien las cosas a pesar de muchísimas dificultades. Felizmente hemos encontrado apoyo tanto en instituciones estatales como en personas que de una u otra forma ayudaron a que pudiésemos llevar adelante este emprendimiento”.
El técnico, César Ramón Benítez, dijo que “la principal dificultad en lo deportivo era poder juntar a los muchachos para los entrenamientos ya que son de distintas zonas y además todos trabajan. Entrenábamos de madrugada, antes de que se fueran a trabajar y otra vez a la tarde, cuando salían de sus trabajos”.
Los hermanos Chaves, Julio, delantero y Serafín, zaguero central coincidieron en señalar que “hasta ahora no lo podemos creer, ha sido una experiencia inolvidable”. Ambos juegan en el equipo de Santa Teresita, de la comunidad chaqueña del mismo nombre y están en el ejército, Julio es soldado y Serafín, sargento.
El sueño también es común para ambos y tiene que ver con poder jugar alguna vez en un club de la primera división del Paraguay y, por qué no, vestir la albirroja “grande”. Poco antes de viajar tuvieron oportunidad de compartir con los integrantes de la selección mayor y allí Julio cumplió con otro de sus sueños: conocer a su ídolo, Roque Santa Cruz quien le regaló un par de botines que, sin embargo, fueron usados por Serafín. “Roque calza 47 y yo ponía tres medias y lo mismo me quedaban grandes así que se los di a mi hermano que también calza 47”.
En la despedida señalaron que “lo ideal sería, en primer lugar que esta idea de la copa Indoamericana se mantenga, en Chile hubo una muy buena organización, fue todo “clase A”. Ahora se viene un torneo ya a nivel mundial, en octubre, en Brasil y esperamos poder prepararnos adecuadamente y quizás traer el título mundial”.
El equipo campeón de la primera Copa Indoamericana
Breve historia de la Copa Indoamericana
Sin ninguna duda el fútbol tiene en su función social a una de las bases en las que debe sustentarse todo aquello que gire a su alrededor.
Como algo que llega de manera masiva e instantánea el fútbol se convierte en una herramienta que debiera ser utilizada cada vez con mayor profundidad en la búsqueda de un mayor entendimiento entre las personas de distintas clases sociales, económicas, de raza o religión.
Esta, quizás, haya sido una de las razones que impulsaron a ese extraordinario exzaguero de las selecciones chilenas, el gran Elías Figueroa, a pensar en la organización de una copa internacional que reuniera a los pueblos originarios de América.
Figueroa, a través de la fundación “Gol iluminado”, presidida por él, tuvo la iniciativa y la llevó adelante. “Nuestros ancestros, nuestra gente, nuestros pueblos lo merecen. Lo más importante es que el deporte sea un instrumento para unir y fomentar la paz en nuestro continente. Tuvimos una buena acogida de parte de los ministros y eso es muy importante”, señaló don Elias, cuando todavía estaba madurando la idea y buscando el apoyo necesario. Su hijo, Ricardo, ha sido un gran colaborador en esta tarea.
“Creemos que ésta es una iniciativa virtuosa porque combina el papel de los pueblos originarios, con su dimensión social, cultural; estimula el deporte entre los países y tiene esta dimensión internacional a reunir los países, a lo mejor de las selecciones de los pueblos”, agregó don Elías.
Elías Figueroa (izq.) entrega la Copa Indoamericana al capitán albirrojo.
Los guaraníes ya jugaban fútbol
A modo de memoria histórica caben rescatar apenas tres párrafos de un escrito publicado por el diario «L'Osservatore Romano», el 11 de junio del 2010.
“Por tanto: jugaban con una pelota de goma ligera y elástica, tirándosela el uno al otro con los pies y no con las manos. Jugaban exactamente al fútbol. Como nosotros. Pero ¿quién se divertía de este modo? Los indios guaraníes en las Reducciones jesuitas de Paraguay, que florecieron desde principios del siglo XVII hasta mediados del siglo XVIII. Y ¿quién nos lo relata con tanta precisión? Un padre jesuita que pasó varios años de su vida en la Reducción de San Ignacio Miní, una de las treinta Reducciones esparcidas por el Paraguay colonial, al sur de la ciudad de Asunción. Un religioso que conocía el mundo guaraní mejor que España, donde había nacido, y que podía hablar de él con certeza absoluta”.
“Por lo tanto, la alusión al juego del balón practicado por los guaraníes de formas increíblemente parecidas al juego moderno del fútbol (usaban, dice, una pelota de goma dura que rebotaba arrastrada por su peso y se pasaban de un jugador a otro con el empeine, con gran habilidad y precisión) no puede ser sino la fiel descripción de lo que había visto en la gran plaza central, delante de la iglesia y de las casas, que dominaba cada una de las treinta Reducciones”.
“En resumen, los guaraníes de hace tres siglos seguramente ya jugaban al balón con maestría. En el fondo, son los descendientes de los verdaderos inventores del fútbol”.
RS/conmebol.com
Fotos: Néstor Soto/conmebol.com, página web de la APF e internet.
