Todas las finales conllevan un sabor especial. Pero algunas terminan siendo más determinantes que otras para el futuro de los protagonistas. La definición de la Copa Libertadores 1966 estuvo llena de condimentos que le crearon un halo casi místico a la consagración de Peñarol sobre River Plate en el estadio Nacional de Santiago de Chile
El camino del cuadro uruguayo no podía haber comenzado de peor manera en aquella edición, ya que en el debut cayó goleado nada menos que por Nacional 4-0. Unos días más tarde viajó a Bolivia y nuevamente fue derrotado, en este caso por Jorge Wilstermann 1-0. Sin embargo, la extensión del grupo (eran 6 equipos y cada uno disputaba 10 partidos) le permitió rearmase y ser el vencedor para avanzar la ronda semifinal.
Ésta fue una llave muy cerrada, donde Peñarol selló su pasaporte a la final en el último match, desquitándose de su clásico rival, al doblegarlo por 1-0 con gol de Julio César Cortés. Su adversario sería River Plate, que llegó al cotejo decisivo tras eliminar al campeón defensor, Independiente, por 2-1 en el tiempo suplementario del match desempate.
La primera final fue el 14 de mayo en el estadio Centenario y el elenco local se impuso por 2-0 con tantos de Julio César Abbadie y Juan Joya en los 15 minutos finales. Cuatro días más tarde tuvo lugar una apasionante revancha. Peñarol se colocó en ventaja de 2-1 y parecía encaminarse al título, pero River lo revirtió con las conquistas de Juan Carlos Sarnari y Daniel Onega, obligando a un tercer encuentro.
Fue el 20 en el estadio Nacional de Santiago de Chile. A los 27′ llegó la apertura del marcador para los millonarios por medio de Onega tras desborde de Jorge Solari, quien a los 42′ sería el autor del segundo tanto. Un verdadero golazo, ya que robó el balón sobre un lateral, enfiló hacia el área y antes de pisarla sacó un violento remate que ingresó por el medio de la valla defendida por Mazurkiewicz.
En el segundo tiempo apareció la lógica reacción de Peñarol, con una enorme voracidad ofensiva, que ahogó a River. Spencer de cabeza a los 65′ y Matosas en contra a los 72′, tras un remate de Abbadie, colocaron el score 2-2 que llevó a un tiempo suplementario. La paridad se mantuvo allí hasta que la raza de goleador implacable de Alberto Spencer, con un impecable golpe de cabeza comenzó a desnivelar la balanza y el broche de oro llegó con Pedro Virgilio Rocha, quien superó a Amadeo Carrizo con otro cabezazo.
De la mano de Roque Máspoli como entrenador, levantó por tercera vez la Copa Libertadores, pero ésta tuvo un color diferente. Dejó el sello de su garra, de su impronta ganadora. De colgarse esa medalla que tanto gusta a los hinchas carboneros: Se ganó a lo Peñarol
Síntesis de la final
Estadio Nacional – 20 de mayo de 1966
Peñarol: Mazurkiewicz, Lezcano, Díaz (González), Forlán, Goncálvez, Caetano, Abbadie, Rocha, Spencer, Cortés, Joya, DT: Roque Máspoli.
River Plate: Carrizo, Matosas, Viéytez, Sainz (Lallana), Sarnari, Grispo, Cubilla, Solari, Daniel Onega, Ermindo Onega, Mas. DT: Renato Cesarini
Goles: 27’ Onega – 42’ Solari – 65’ Spencer – 71’ Matosas en contra – 111’ Spencer – 119’ Rocha
CONMEBOL.com/Eduardo Bolaños
