San Lorenzo empató sin goles con el Atlético Mineiro y avanzó a la segunda fase de la CONMEBOL Sudamericana-2018, tras haber vencido en la ida por la mínima diferencia.
Tras haber perdido 1-0 en la ida, el ‘Galo’ estaba obligado a ganar por al menos dos goles (o en los penales si vencía por 1-0) para obtener el pase a la siguiente etapa.
Pero, con otras prioridades en la escena doméstica, el técnico Thiago Larghi salió a la cancha con un equipo casi enteramente de suplentes que puso entusiasmo pero no lograron vencer el arco rival.
San Lorenzo, campeón de la Libertadores en 2014 y de la Sudamericana en 2002, jugó defendiendo bien, con la confianza de ya estar clasificado a la Libertadores de 2019, tras su desempeño en la Superliga argentina, en la que está tercero.
Mineiro se lanzó a la alocada en busca de marcar el gol de la igualdad global de la serie. Sin embargo, el ‘Santo’ argentino se mentalizó para soportar los embates brasileños con el fin de atesorar su ventaja.
El experimentado Mercier, junto al joven paraguayo Robert Piris, se destacaron en la zona medular para perseguir cual si fueran perros de caza a los creadores de juego del ‘Galo’.
La primera gran ocasión estuvo en las botas de Erik, de 23 años, que se internó en el área como una flecha, pero luego dudó entre disparar y centrar y al final, la pelota acabó mansamente en los guantes de Navarro.
El ‘Ciclón’ no cambió su tónica en la segunda etapa y continuó en su idea de abroquelar su valla.
Elías tuvo dos claras, el primer aviso fue con un buen disparo colocado al palo que atajó como pudo Navarro, quien un minuto después despejaría aún con más dificultades un lanzamiento de Otero desde su casa.
Otro, dentro del repertorio de ocasiones falladas, Elias volvió a desaprovechar un disparo franco desde al área y Otero seguía poniendo balones en el corazón del área, pero nadie remataba con acierto.
San Lorenzo se mantuvo agazapado a la espera de un contragolpe definitivo y en el Mineiro se apoderó el nerviosismo donde el principal enemigo fue el reloj y su impericia para crear ocasiones de marcar a la sólida muralla de Boedo.
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