El atacante del Bayern Múnich Claudio Pizarro se convirtió en el tercer jugador peruano campeón del Mundial de Clubes.
El atacante del Bayern Múnich Claudio Pizarro se convirtió en el tercer jugador peruano campeón del Mundial de Clubes, pese a no jugar este sábado en la final ganada por el club bávaro ante el Raja Casablanca (2-0) en Marrakech.
Pizarro, que sí jugó los últimos quince minutos en la semifinal ganada por su equipo el martes ante el Guangzhou Evergrande (3-0), unió su nombre a los del defensa Martín Hidalgo, campeón con el Inter de Porto Alegre en 2006, y el del atacante Paolo Guerrero, líder del Corinthians en el éxito de 2012.
Guerrero consiguió incluso los dos tantos de los brasileños en el torneo, en semifinales ante el Al Ahly egipcio (1-0) y en la final de Yokohama (Japón) ante el Chelsea inglés (1-0).
Fue galardonado con el Balón de Bronce a tercer mejor jugador del torneo, sólo por detrás del arquero de su equipo Cassio Ramos, Balón de Oro, y del defensa brasileño del Chelsea David Luiz, Balón de Plata.
En el caso de Martín Hidalgo, su caso es similar al de Pizarro ahora, con un papel más secundario: estuvo en la semifinal de 2006 en la que el Inter de Porto Alegre venció al Al Ahly egipcio (2-1), pero no en la final ganada al Barcelona (1-0).
Pizarro, un veterano de 35 años, ha vivido un año inolvidable con el Bayern, con el que ha sumado cinco títulos en 2013 a su palmarés, la Bundesliga, la Copa de Alemania, la Liga de Campeones europea, la Supercopa de Europa y ahora el Mundial de Clubes. Sólo se escapó la Supercopa de Alemania, a manos del Borussia Dortmund.
Es el primer Mundial de Clubes para el atacante peruano, pero en 2001 tuvo la oportunidad de vivir un éxito equivalente, con la conquista con el Bayern de la Copa Intercontinental, el trofeo que enfrentaba hasta 2004 a los campeones de Europa y Sudamérica, y que es el antecedente directo al Mundial de Clubes.
Antes de la final, Pizarro había subrayado ya la importancia que concedía a este torneo, recordando que en Sudamérica sí cuenta con un gran prestigio, al contrario que en Europa, donde habitualmente se considera una cita de una relevancia menor.
«En Sudamérica, al vencedor de este torneo se le considera realmente el mejor del mundo. Eso representaba mucho para todos los integrantes del Bayern en aquella época, pero quizás un poquito más para mí. Ahora el formato de la competición es distinto, no obstante, volver a conquistar este título, que tanto significa en una carrera, me haría muy feliz», dijo Pizarro al sitio de la FIFA.