Horacio Elizondo, árbitro de la final del mundial de Alemania ’06 y considerado en su momento el mejor árbitro del mundo hoy dicta charlas sobre «El desafiante mundo de las decisiones y el trabajo en equipo».
Decidir. Al instante y tomando en cuenta al mismo tiempo una serie de cuestiones reglamentarias. Bajo distintos niveles de presión, externa e interna.
Decidir y marcar esa decisión durante un partido, con todo lo que dicha decisión puede traer consigo, más aún en caso de error, es lo que hace a la tarea del árbitro ser tan difícil y delicada.
Un penal, una posición adelantada, un gol dudoso, son más que meras decisiones y pueden costar un ascenso o descenso, un título tanto a nivel nacional como mundial. No hay, desde luego, una fórmula para que un árbitro acierte siempre pero sí hay herramientas que tanto un árbitro como cualquier persona en su profesión o en su vida personal puede utilizar para, al menos, equivocarse lo menos posible.
De esto, básicamente, tratan las charlas y conferencias que dicta actualmente el ex mejor árbitro del mundo, el argentino Horacio Elizondo quien en el mundial de Alemania ’06 rompió el molde al pitar en el partido inaugural y también en la final y, además, fue protagonista de una expulsión que no fue una más sino que tuvo alternativas como para que ocurriera lo que finalmente ocurrió y es que quedara en la historia de las finales mundialistas. El cabezazo de Zinedine Zidane a Materazzi ya es un clásico y, claro, es inevitable hablar de aquel hecho por más que hayan pasado 8 años.
“Sí, yo sé que es así y va a ser siempre. Fue una situación muy particular porque era una final del mundo, porque era Zidane, porque se dio de una manera no habitual, en fin, tuvo todo como para que sea recordada de forma especial sobre todo en lo que hace a la parte mediática”, dice a conmebol.com Elizondo, acomodado en el lobby del hotel Bourbon Confederación Sudamericana de Fútbol, minutos después de haber llegado a Asunción para hacer el lanzamiento de dos charlas que serán en dicho local los días 9 y 10 de junio.
Aquella situación tuvo la particularidad de no haber sido vista por Elizondo, que era el árbitro principal pero, además, tampoco la vieron sus líneas, Otero y García, compatriotas de Elizondo quien tuvo la ayuda del cuarto árbitro, el español Medina Cantalejo, quien le aseguró haber visto el cabezazo y que era para roja. “Cuando lo veas por televisión te vas a dar cuenta, no lo vas a poder creer”, le dijo el colega español a Elizondo quien aquí dio, sin saberlo en ese entonces, muestras de parte de lo que ofrece en sus charlas porque debió administrar una situación difícil, delicada, compleja y lo hizo con frialdad, tranquilidad e inteligencia.
“Mis asistentes ya me habían dicho por el intercomunicador que no habían visto nada pero igual yo corrí hacia García, que era el que estaba más cerca de la jugada para que la gente pudiera entender que yo tenía ayuda de mis colaboradores. Después se dijo que Medina había visto la jugada por televisión pero no fue así. Zidane lo único que preguntó fue si habíamos visto todo lo que ocurrió, le dije que no y se fue”.
Conmebol.com: ya que hablamos de la televisión, ¿usted está a favor o en contra del uso de la tecnología en el fútbol?
Horacio Elizondo: Estoy a favor únicamente el caso de la línea de gol, para saber si realmente una pelota entró o no. Y estoy a favor porque esa no sería una cuestión opinable ni subjetiva, la tecnología diría simplemente si fue gol o no y no tendrían lugar las apreciaciones ni las opiniones.
“Todos debemos saber tomar decisiones”
c.c.: Horacio, ¿cómo surge esto de las charlas y conferencias?
H. E.: Me di cuenta que esto de tomar decisiones no es una cuestión particular del árbitro aunque, desde luego, hay características muy especiales. Un árbitro debe tomar alrededor de 10.000 decisiones por partido, corriendo entre 13 y 15 kilómetros por juego, debe saber administrar tensiones, miedos, recursos humanos, saber dominar lo interno y lo externo, en fin. Yo noté que toda esa vivencia mía la podría volcar, la podría compartir con personas que no solamente estuvieran relacionadas con el arbitraje o el deporte sino con distintas profesiones. Fui profundizando en este proyecto, me fui preparando y lo estoy llevando a cabo con mucho gusto.
c.c.: ¿Es realmente aplicable toda su experiencia del fútbol en otras actividades y profesiones?
H.E.: Sí porque todos, permanentemente, estamos tomando decisiones, desde el ámbito familiar hasta el profesional y la presión existe en todas partes, en todos los niveles.
c.c.: ¿Y hay fórmulas para acertar en las decisiones?
H.E.: No, no hay una fórmula exacta pero sí hay técnicas que ayudan. Es un todo que podríamos basar en tres pilares: el conocimiento, la lucidez mental y el control o equilibrio emocional. A menudo nos encontramos con que el corazón y la razón van por caminos distintos y lo ideal es buscar que vayan por el mismo camino. Por otra parte no hay que temer al error porque de los errores, de las derrotas se aprende. Uno debe aprender a soportar una frustración para hacer a partir de allí una oportunidad.
c.c.: ¿Usted aplicó algo de esto en su carrera de árbitro?
H.E.: Quizás sí sin darme cuenta o sin saber que esto podría llegar. Yo le puedo asegurar que en cierto momento sentí que debía prepararme para actuar en una final del mundo; no sabía si esa oportunidad llegaría o no pero trabajé para estar preparado si es que se daba
c.c.: ¿Cómo fue esa preparación?
H.E.: Completa, en lo técnico, en lo táctico, en lo físico, en lo anímico. Yo era docente y empecé a constatar que no entregaba todo lo que podía y quería al tener actividades paralelas y decidí priorizar el arbitraje. Me mentalicé en esa preparación, en lo físico empecé a ir a un gimnasio además del trabajo semanal habitual como árbitro, en fin, hice todo lo que yo entendí que debía hacer para mejorar y progresar. Y aquí otra vez llegamos a que esta manera de pensar y actuar es la que debemos tener todos: pensar en grande y trabajar de la misma manera.
R.S./conmebol.com
Foto: AFP