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Cafú, el eterno capitán ‘verdeamarelo’

Brasil, tierra de grandes laterales de elite mundial, tuvo una de sus mejores cosechas a principios de los 90’ cuando comenzó a erigir la leyenda de Marcos Evangelista de Morães más conocido como Cafú, eterno capitán de la ‘Canarinha’ y tres veces finalista de la Copa del Mundo con su selección.

Con más de 140 presentaciones con la Seleção hacen de que la superioridad de Cafú se extienda por muchos años más – sigue siendo el jugador con más partido-. El brasileño, además de su calidad técnica, es destacado por cualidades humanas y su sencillez, que van de la mano con su humildad, dedicación, voluntad y siempre con una sonrisa de oreja a oreja.

Después de colgar los botines, Cafú fundó su fundación denominada “Alimentando sueños”, que tiene que ver con su vida de persistencia, marcada con el lema de “nunca rendirse”, es por ello, que no renunció a su sueño de ser futbolista, que le fue negada en varias oportunidades en los 70’ cuando realizó la prueba en el equipo de sus amores, Sao Paulo.

Además, Corinthians, Palmeiras, Portuguesa y Atlético Mineiro tampoco vieron sus futuras cualidades en Cafú, quien decidió seguir insistiendo en el modesto Itaquaquecetuba, donde Joao Alemao lo dirigía en sus primeros pasos.

Y ahí fue cuando la fortuna llamó a su puerta, en un encuentro contra Sao Paulo, el novato Cafú brilló. El mismo entrenador que lo había rechazado tantas veces lo reclutaba ahora para el filial del Sao Paulo. Era 1988. Dos años después ya estaba en el primer equipo a las órdenes de Tele Santana.

“Fui un gran lateral, aunque no me gustaba. A mí me gustaba atacar. Por eso en mis primeros pasos en el futbol fueron de extremo derecho hasta que Tele Santana me retrasó a mi posición de lateral”, rememora Cafú, que nació en Sao Paulo un 7 de junio pero del año 1970.

Síes años duró con el club de su profeso amor, y es ahí donde aprendió que con trabajo duro se puede creer en grande: “No tenía mucha idea al principio, pero trabajando y con la disciplina que imprimía el profesor Tele Santana fue fácil”. Sus conquistas: un Brasileirao; dos Paulistas; dos Recopas Sudamericanas; dos Copas Libertadores y dos Intercontinentales.

Después de ser campeón del Mundo con el Sao Paulo y su selección, el lateral fue transferido en 1995 al Real Zaragoza. “Fue una etapa fantástica pese a que fue corta. Aprendí mucho que luego me sirvió”, reconoció años después Cafú. Jugó poco, un total de 17 partidos, pero formó parte del histórico equipo campeón de la Recopa.

Tras su breve paso por España, Cafú retorna a su natal Brasil para ponerse la camiseta del Palmeiras de Vanderlei Luxemburgo. “Técnicamente era de los mejores equipos (Palmeiras) en los que jugué”. En sus filas estaban Rivaldo, Djalminha, Flavio Conceiçao, Luizao, Junior, Müller y Freddy Rincón. Ganaron el Paulista de 1996 y marcaron 102 goles. La falta de suerte le impidió ganar más.

Europa nuevamente en el horizonte

El andamiaje del lateral iba creciendo y los grandes europeos se fijaban en él, pero fue la Roma la que lo pudo fichar en el año 1997. En el equipo de la capital italiana permaneció seis campañas, jugó 217 partidos oficiales y devolvió a ‘la Loba’ a lo más alto del futbol italiano, consiguiendo el Scudetto en 2001 tras 18 años de sequía.

Pero la Roma fue solo un escalón más antes de llegar a su casa, el Milán, tras un breve paso por el fútbol japonés. Con el rossonero volvió a tocar su techo en el fútbol europeo con 161 partidos oficiales, un equipo con el cual hasta ahora se siente identificado.

Aunque perdió la final de la Champions en el 2004. Estuvo presente en la final del 2007, donde el Milán logró su séptima corona, ante el mismo rival y a pesar de no haber disputado ningún minuto en aquel encuentro final, Cafú no perdió su sonrisa en el césped del estadio Olímpico de Atenas. Sabía que a sus 37 años acababa de hacer historia. Completaba asi un impresionante palmarés mundial; Copa Mundial de la FIFA, Copa América, Libertadores, Intercontinental y Champions. Había ganado todos los títulos importantes de clubes y selecciones.

Amor a la ‘Canarinha’, un sentimiento que rompió barreras

Con 20 años se ponía por primera vez la ‘verdeamarela’ y se despedía con 36 tras caer en cuartos del Mundial de Alemania. Los referentes de Brasil tuvieron el honor de dirigirlo al eterno capitán como lo son: Falcao, Parreira, Zagallo, Luxemburgo, Leao y Scolari.

Después de fugaces apariciones, le tocó el reto de estar en el Mundial de 1994, donde Brasil alcanzaba la gloria, por cuarta vez en su historia.

“Disputar la Copa del Mundo del 94’ era la oportunidad de demostrar que era un gran jugador. Entré en la final en sustitución del lesionado Jorginho, a los 21 minutos a cuarenta grados contra Italia porque estaba preparado”, relató. Ya había disputado dos Copas de América con Brasil (1991 y 1993, luego ganó las ediciones de 1997 y 1999), pero el Mundial de Estados Unidos era su escaparate para hacerse un nombre en Europa.

“Formé parte de la selección que volvió a dar alegría al pueblo brasileño tras 24 años sin conseguir un Mundial”, recuerda siempre el lateral, que no necesitó ser volante para tener llegada.

Pero no todo fue color de rosas, en el 98’, contra Francia, vivió uno de sus momentos más tristes de toda su carrera como futbolista, “Hasta la final todo fue perfecto en 1998, pero lastimosamente perdimos esa final, se complicó con la lesión de Ronaldo”.

Siempre con el lema en la frente “rendirse jamás”, encaró otro mundial, el de 2002, con el brazalete en su brazo izquierdo y con 32 años, corría como un pequeño de 20 años sobre el andarivel derecho.

“En el 2002, la gente decía que Brasil no pasaba de la primera fase, pero con trabajo conseguimos el título”, reveló. Él fue el encargado de levantar el trofeo más codiciado por los futbolistas, tras vencer 2-0 a Alemania.

“Una felicidad indescriptible. Todo el mundo te mira y dice: Son buenos; son los campeones. Fue un sueño hecho realidad”, expresó. En el césped no paraba de oírse: “Soy brasileño con mucho orgullo y con mucho amor”.

Pelota al piso, mirada para el frente, solidez defensiva y desligue inagotable por el sector derecho, lo hicieron uno de los mejores laterales del mundo, que desembarcó en su aventura en el 2008, como una de las leyendas del Milán, la selección de Brasil y de Sudamérica, un jugador que tuvo la dicha de siempre apostar a Creer en Grande.

 

 

 

Texto: CONMEBOL.com

Entrevista 2016 de Prensa Libre

 

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