NOTICIAS DESTACADAS

Ever Almeida: se retiró ebrio de gloria, vivió el fútbol de copa en copa

La reacción fue instantánea, automática. El hombre entró al Museo del Fútbol Sudamericano y al aproximarse a la sección en que se encuentran las copas comenzó a sonreír y a hablar de ellas como sonríe y habla de ellos una persona que hace tiempo no ve a sus seres queridos y de pronto la vida le ofrece la oportunidad del reencuentro.

La reacción fue instantánea, automática. El hombre entró al Museo del Fútbol Sudamericano y al aproximarse a la sección en que se encuentran las copas comenzó a sonreír y a hablar de ellas como sonríe y habla de ellos una persona que hace tiempo no ve a sus seres queridos y de pronto la vida le ofrece la oportunidad del reencuentro.

Si no fuera porque el amigo lector nos tildaría de locos diríamos que en cierto momento las copas, como perro que celebra la llegada de su dueño,  devolvieron el saludo con un gesto tipo.”¿Qué hacés por aquí?¡Tanto tiempo sin vernos!”.

Alberto Benítez, el encargado de guiar a las personas que visitan el museo, el que domina el currículum de cada copa, esta vez no tuvo trabajo. Se ubicó del lado de los que escuchan y disfrutó de cada historia, de cada anécdota que el ilustre visitante sacaba de la galera.

Ever Almeida – el jugador-record de la Copa Libertadores de América, el ganador de todas las copas que jugó, el jugador con mayor cantidad de presencias en la Copa Libertadores de América, llegando a  113 partidos durante 16 ediciones entre 1973 y 1990, todos con Olimpia, el primer arquero en la historia de la Copa Libertadores en anotar un gol-  estaba allí en su hábitat y no ocultaba su emoción ni su alegría. Era cuestión de pararse al lado de cada una de sus viejas conocidas para que saliera a relucir un recuerdo y, sobre todo, una anécdota. De las tantas que contó descartamos, obviamente, aquellas que acordamos con Ever que no saldrían a la luz; hechos, sucesos,  de matar de risa, de sorprender, de dejar atónitos pero no publicables por distintos motivos.

Después, hubo que elegir entre las también graciosas y sí publicables que aquí van para ir entrando en tema:

DOS DE LA LIBERTADORES

“Después de ganar la Libertadores en la Bombonera volvimos a Asunción y teníamos un partido contra Tembetary, que perdimos 1 a 0. Nosotros habíamos entrado con la copa para mostrarla al público y después se jugó el partido. Al terminar el partido todo el mundo se bañó, se fue a su casa y los últimos que quedamos en el vestuario fuimos Hugo Talavera y yo y cuando íbamos a salir yo agarro la puerta y por lo visto hice un movimiento que llevó de nuevo la puerta hacia atrás y allí escuchamos un :”Clanc”. Miramos con Hugo qué había detrás de la puerta y allí estaba la copa. Ya se habían ido todos y allí nos quedamos con Hugo mirando la copa sin poder creer lo que veíamos. Finalmente nos pusimos de acuerdo en que Hugo la llevaría a su casa para entregarla después al club”.

“Al terminar el partido en la Bombonera yo no pude dar la vuelta olímpica porque la gente de la televisión de allá me había pedido hacer una nota. Yo acepté y veía como mis compañeros festejaban, daban la vuelta, pasaban con la copa y la nota por televisión no salía nunca. Yo seguí esperando hasta que por fin se hizo la entrevista y al terminar me doy vuelta y ya no había nadie en la cancha. Fui hasta el vestuario y estaba cerrado. Golpeé y nada. Golpeé más fuerte, me saqué los botines y empecé a golpear con las taquillas y a gritar hasta que al final me respondieron y preguntaron quién era y qué quería. “Soy jugador de Olimpia”, les dije y me respondieron: “¡Qué jugador de Olimpia, si los del Olimpia ya se fueron!”.  No podía creerlo, le pedí que abriera, el tipo abrió, me miró, y me reconoció y me preguntó.”¿Qué hacés acá?, tus compañeros ya se fueron”. Le pedí entrar al vestuario al menos, me dejó entrar y rato después llega el Maño Ruiz como loco: “Ever, ¿dónde te metiste?, volvimos porque en el ómnibus nos dimos cuenta que no estabas”.

La más mimada, la Libertadores, la que ganó dos vecescomo jugador y estuvo a punto de ganar una más como entrenador

 

INTERAMERICANA

“La Interamericana la jugaban los campeones de la Libertadores y de la Copa de Oro de la CONCACAF y nosotros tuvimos que enfrentar al FAS de El Salvador. Era una época difícil en aquella zona y fuimos a jugar el primer partido. Todo iba bien, estábamos ganando 3 a 0, tranquilos, cuando de repente comienzan los tiros en el estadio. Nosotros no sabíamos qué pasaba,  pero lo cierto es que cada vez se oían más disparos. Al final nos empataron 3 a 3 y cuando metieron el tercero nosotros festejamos más que ellos. Después, en la revancha les ganamos 5 a 0”.

Una que ya no se juega: la Interamericana, contra el campeón de la CONCACAF

 

INTERCONTINENTAL

“Aquí más que una anécdota el recuerdo es del partido que con más frío jugué. Fue contra el Malmoe, de Suecia,  y yo tenía como tres camisetas y otros tres pantalones largos, no nevaba pero el frío era insoportable.  Claro que valió la pena soportar el frío porque ganamos 1 a 0 con gol de Evaristo Isasi y después ganamos en Asunción. Fue la última vez que esta copa se jugó con partidos de ida y vuelta porque después estos duelos entre los campeones de Sudamérica y Europa pasaron a jugarse en un solo partido en Japón. De esos, jugué dos contra el Milan y el Real Madrid”.

La Intercontinental la ganó contra el Malmoe, de Suecia la última vez que se jugaron partidos de ida y vuelta.

 

 

SUPERCOPA

“La Supercopa la disputaban los equipos que alguna vez ganaron la Libertadores. La Copa es enorme y me acuerdo que cuando la entregaron íbamos subiendo a la tarima y los últimos éramos el presidente Osvaldo Domínguez y yo. Estábamos subiendo y de repente sentimos que la tarima empieza a ceder y a inclinarse hacia un lado y yo veo que la copa estaba en manos de Jorge Guasch y que éste se lanza de la tarima sin soltar la copa. Fue un salto grande y Guasch cayó parado , aguantó el peso y no soltó jamás la copa”.

Supercopa de nombre y de tamaño…y siempre una historia que acompaña la conquista.

RECOPA

“De la Recopa lo que queda es el orgullo de haberla ganado sin necesidad de jugarla porque tuvieron que darnos la copa de manera directa ya que la disputa debía ser entre el campeón de la Libertadores y el campeón de la Supercopa pero como nosotros habíamos ganado los dos torneos, automáticamente nos quedamos con la Recopa Lo que sí dijimos los jugadores fue que al final había sido un mal negocio haber ganado todo porque no tuvimos premio por esa copa”.

De las anécdotas a las vivencias de un ganador

-conmebol.com: Ever, vamos por las distintas Libertadores. La primera, la del ’79, ¿fue saliendo a medida que avanzaban o realmente ustedes desde el inicio creían que podían ser campeones?.

-Ever Almeida: Nosotros tuvimos un indicio muy positivo antes de jugar la copa. En primer lugar habíamos hecho una pre temporada, algo que no se conocía en Paraguay, con el equipo del profesor Luis Cubilla que tenía al Maño Ruiz y como preparador físico a Hermes Huelmo. Físicamente estábamos muy bien pero además hicimos unos amistosos en Uruguay contra Peñarol y Nacional y salimos bien, no recuerdo exactamente los resultados, creo que ganamos uno y empatamos otro pero lo importante fue que jugamos bien, de igual a igual contra los dos. Después jugamos contra Newell’s y pasó lo mismo y ahí comenzamos a notar que realmente estábamos para pelearle a cualquiera

c.c.: ¿Hubo, ya en la copa, un momento o un partido en el que sintieron que al menos la final era posible?

E.A.: Yo sostengo que en la Libertadores es necesario tener un buen equipo, un grupo fuerte y también un poco de suerte y nosotros tuvimos todo eso. Por ejemplo, en el último partido del grupo en que estábamos con Sol de América (N. de R.: vice campeón de Paraguay) y los bolivianos Bolívar y Wilstermann, Sol nos dio una mano al eliminar en el último partido al Bolívar y así clasificamos nosotros. Bolívar fue el único equipo que nos ganó, fue en La Paz. Era otro sistema de disputa, pasamos y se formó otro grupo, de tres equipos con Palestino, de Chile y Guaraní de Campinas (Brasil) y llegamos  parejos con el Guaraní pero Palestino les empató un partido en Brasil y entonces nosotros al ganarles a los dos en Asunción y al Palestino en Chile fuimos al último partido en Campinas ya clasificados. Recuerdo que no había casi nadie en el estadio pero un tipo tenía una honda y se pasó el partido acertándome con bolitas de vidrio. Se las  mostré al árbitro, que era argentino, y me dijo:”¿Qué querés que haga?”, juntáme unas cuantas que se las llevo a mi hijo”.

c.c.: Y la final nada menos que ante Boca…

E.A.: Sí, Boca era bi campeón de la Libertadores, era un equipazo pero le ganamos bien en Asunción y en la Bombonera aguantamos porque se vinieron con todo desde el comienzo. Ese estadio es impresionante porque parece que está sobre arena movediza, uno está en el vestuario y  siente que el estadio se mueve

c.c.: ¿Qué se siente al ganar la Libertadores por primera vez?

E.A.: Fue algo increíble, grandioso, que a lo mejor uno no se da cuenta en el momento de todo lo que significa.

Momento del recuento en la redacción de conmebol.com

 

“El equipo del ’90 era distinto al del ‘79”

c.c.:  ¿Qué diferencias y qué semejanzas hubo entre la primera y la segunda, la del ’90?

E.A.: Semejanzas hay en lo que se va viviendo, en la expectativa por llegar lo más alto posible, siempre. Es muy difícil ganar la Libertadores, siempre lo ha sido y, con sus propias características, cada edición se vive de la misma manera, cada año para mí era especial jugar la copa. Y diferencias existen porque el fútbol cambia mucho, nosotros en el ’79 creíamos que éramos un equipo rápido y después con los años te parece que todo era más lento pero es por la propia evolución del juego. El equipo del ’90 era distinto al del ’79, ni mejor ni peor, diferente, quizás era más sólido en defensa el del ’79 y más rápido, más veloz el del ‘90 . En el ’90 veníamos de perder una final el año anterior contra Nacional de Medellín , en penales. Felizmente se pudo mantener el equipo y eso fue fundamental para llegar otra vez a la final y esta vez ganar ante el Barcelona de Guayaquil.

c.c.: Luis Cubilla fue el técnico en ambas conquistas, ¿él también cambió, se adaptó o era el mismo en el ’79 y el ’90?

E.A.: Básicamente era igual, era un técnico que sabía ver muy bien el juego, que entendía enseguida la forma de jugar de los rivales, que sabía plantear partidos y sabía hacer rendir a sus jugadores.. Él también fue cambiando, adaptándose a la evolución del juego.

c.c.: La emoción de ganar la Libertadores por segunda vez, ¿fue menor, igual o mayor que la primera?

E.A.: Cada una fue distinta pero al mismo tiempo cada una fue muy fuerte. Quizás para la segunda yo ya había pasado muchas cosas más, ya habíamos ganado más torneos también, ya no era algo nuevo pero de igual manera tener la copa en las manos nuevamente fue algo increíble. Yo creo que cada campeonato es diferente a otro, cada título tiene un sabor especial tanto en el plano local como a nivel internacional y ganar dos veces la Libertadores no es poca cosa.

Al otro lado de la línea, la misma emoción

Y la tercera casi llega. Claro, esta vez con una pequeña diferencia: Ever ya no estaba en el arco de Olimpia sino del otro lado de la línea de cal ejerciendo el rol de director técnico.

c.c.: ¿Cómo fue llegar a la final de otra Libertadores pero esta vez viviéndolo desde afuera?

E.A.: Una alegría enorme, una satisfacción muy grande. Nosotros habíamos apostado a eso, a volver al Olimpia y llegar lo más alto posible en la copa  y fuimos poco a poco. Esta vez sí que nadie nos daba ni cinco de posibilidades y muchos creían que en la primera etapa, cuando debimos jugar con Defensor de Uruguay para entrar a la fase de grupos, ya íbamos a quedarnos afuera. Clasificamos y la verdad que el equipo fue creciendo de una manera increíble, jugamos muy bien y fuimos pasando etapas y adquiriendo confianza. Me hubiera encantado ganar la tercera copa, esta vez como técnico y me quedé a cuatro minutos de lograrlo pero no fue un fracaso ni una frustración. Si, así como estaban las cosas, a mí me decían antes del comienzo de la copa: “Ever, vos vas a llegar a la final pero no vas a ser campeón” yo hubiera firmado, claro, después llegás y querés ganar porque ya estás ahí y ves que se puede.

«Me faltaron cuatro minutos para ganar la copa como técnico», dijo Ever. Aquí, saludando a Ronaldinho ante la atenta mirada de Cuca, D.T. del Atlético Mineiro.

 

c.c.: ¿Existe aquello de que “la copa se juega de otra manera”?

E.A.: No sé si se juega de otra manera pero sí que se siente, que el jugador siente otra cosa y, en mi caso, yo puedo hablar del jugador de Olimpia y de la propia gente, hay un sentimiento especial por la copa.

c.c.: Hoy, cuando ves todo lo que lograste, cuando recordás, lo que viviste, cuando volvés a estar cerca de las copas ganadas, ¿cuál es la sensación?

E.A.: Eso pensé justamente cuando estuvimos en el museo. Ver de nuevo las copas, estar cerca hizo reflotar recuerdos hermosos. Yo no tengo más que agradecer al fútbol por todo lo que me dio; sin duda, han sido muchas más las alegrías que las tristezas y sé que mientras tenga salud voy a seguir en esto, es mi pasión y disfruto muchísimo.

Ever Hugo Almeida, el jugador-record de la Copa Libertadores de América. Se retiró a los 42 años, ebrio de gloria después de haber vivido de copa en copa. 

Robert Singer/Conmebol.com

Fotos: Néstor Soto  

 

 

 

 

ÚLTIMAS NOTICIAS