Fue un momento sublime. Esperado por años por el fervoroso pueblo futbolero ecuatoriano. Alguna vez tenía que darse y el día de gloria se marcó con tinta indeleble en el 7 de noviembre de 2001, cuando tras igualar en un tanto con Uruguay, conseguía por primera vez en su historia, clasificarse para una Copa del Mundo
En 1999 había comenzado el ciclo de Hernán Darío Gómez como entrenador y el “bolillo” hizo un trabajo serio y magnífico, con la mente puesta en obtener ese premio máximo que era sentar a Ecuador a la mesa grande de los Mundiales. El camino se inició el 29 de marzo de 2000 con un 2-0 ante Venezuela, con goles de Agustín Delgado y Alex Aguinaga. De los siguientes cinco cotejos solo pudo ganar uno (Perú 2-1 como local). Se recuperó superando a Bolivia 2-0 en Quito, pero llegó la preocupación al haber sufrido una goleada y una baja performance en Montevideo frente a Uruguay por 4-0. Cerró la primera rueda superando a Chile 1-0 con tanto de Agustín Delgado, en lo que fue el inicio de la recuperación.
Porque a partir de allí el equipo tomó una identidad definida, se sintió confiado y ya no se apartaría de la senda exitosa, al punto de hilvanar cuatro victorias consecutivas, que lo catapultaron del 7° al 3° lugar: Venezuela 2-1 (Kaviedes, Sánchez – Arango), el histórico 1-0 a Brasil con el tanto de Agustín Delgado, Paraguay 2-1 (Delgado 2 – Cardozo) y Perú 2-1, con el agónico gol del “tin” Delgado en los instantes finales.
La meta se veía cerca porque faltaban pocas fechas. Cayó como local con Argentina 2-0 y luego igualó en cero con Colombia en Bogotá, en una muestra de personalidad, porque los locales presionaron todo el match, buscando una victoria que necesitaban porque estaban en el 6° lugar. La jornada siguiente fue la antesala de la gloria, porque con un trabajo impecable, goleó a Bolivia 5-1 en La Paz en una actuación para el recuerdo. En ese mismo recuerdo donde quedó la presentación siguiente, en el inolvidable 7 de noviembre de 2001. El estadio Atahualpa colmado a la espera de concretar el sueño. La tarde no comenzó bien, con un penal anotado por Olivera sobre el cierre del primer tiempo, pero ese equipo ecuatoriano estaba hecho para las grandes hazañas. Fue decisivo el ingreso del genio, de Alex Aguinaga, quizás quien más merecía esa clasificación por toda su historia en la selección. A los 72 tomó el balón al borde del área y lo puso con extrema precisión en la cabeza de Iván Kaviedes, quien la mandó al fondo del arco de Fabián Carini para enterrar por siempre tantos años de frustraciones. Ecuador lograba su primer pasaporte mundialista y teñía de sus tres colores todo el universo del fútbol.
Formaciones:
Ecuador: José Cevallos; Ulises de la Cruz, Iván Hurtado, Geovanny Espinoza, Raúl Guerrón (Ángel Fernández); Edwin Tenorio, Alfonso Obregón, Edison Méndez; Cléber Chalá (Alex Aguinaga), Iván Kaviedes (Luis Gómez), Agustín Delgado. DT: Hernán Darío Gómez.
Uruguay: Fabián Carini; Washington Tais, Paolo Montero, Alejandro Lembo; Gianni Guigou, Marcelo Romero, Pablo García, Gonzalo de los Santos; Álvaro Recoba (Diego Pérez); Nicolás Olivera (Vicente Sánchez), Darío Silva (Carlos Morales). DT: Víctor Púa
Eduardo Bolaños/conmebol.com
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