Desde que asumimos la conducción de la CONMEBOL en 2016, un eje central de nuestra gestión es el compromiso que tenemos por el desarrollo e impulso del fútbol femenino. Lo hacemos porque además de ser un acto de justicia y de inclusión, estamos convencidos que el futuro de nuestro deporte tiene rostro de mujer.
No es casualidad que la CONMEBOL Libertadores Femenina adquiera cada vez mayor relevancia o que la presencia de las mujeres en el arbitraje del continente haya crecido tanto en los últimos años o que en las categorías formativas se note un aumento sostenido en la cantidad de niñas que quieren practicar fútbol.
En mi opinión es el feliz resultado de dos factores: en primer lugar, el decidido protagonismo que han ganado por su esfuerzo niñas, jóvenes y mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, incluyendo el deporte, desde luego; afrontan con coraje y con enorme capacidad los desafíos más difíciles en cualquier campo.
Nuestras jugadoras de fútbol femenino muestran condiciones físicas y solvencia técnica y tanto o más entusiasmo que sus pares de la modalidad masculina. Se preparan con responsabilidad y espíritu de sacrificio, con la conciencia que están escribiendo las páginas de una gran historia.
El segundo factor al que aludía tiene que ver con el respaldo concreto que recibe el fútbol femenino, a través de la inversión y de la mejora de las condiciones para su desarrollo. Hace poco, se inauguraba en Paraguay, país que recibe al torneo continental, un complejo exclusivo para selecciones y planteles femeninos. Son instalaciones y equipos de primera línea que constituyen un paso efectivo y tangible hacia atletas y equipos más competitivos. Nos complace el fuerte respaldo que esta iniciativa de la APF recibió de parte de la CONMEBOL.
El Programa Evolución de la CONMEBOL ha significado un impulso enérgico al fútbol femenino, en especial a nivel de sus categorías formativas. Cientos de niñas y chicas son incluidas y viven la experiencia de jornadas de entrenamiento, campamentos internacionales y otros intercambios deportivos y culturales que enriquecen su formación y desarrollo. El compromiso de la CONMEBOL con esta rama de nuestro deporte se tradujo también en la realización en diciembre pasado del Primer Congreso de Fútbol Femenino, así como en la firma de un memorándum de entendimiento entre ONU Mujeres y la Confederación para promover el empoderamiento y los derechos de las mujeres, apuntando a la construcción de un fútbol sin exclusiones.
El fútbol femenino no tiene techo: con esta frase resumimos en la CONMEBOL nuestra opinión y nuestra perspectiva sobre las niñas y mujeres sudamericanas y su imparable conquista tanto dentro como fuera de las canchas y estadios. Estoy seguro de que la presente edición de la CONMEBOL Libertadores Femenina quedará en la historia por su calidad y por la pasión que las jugadoras sudamericanas demuestran en cada partido.
Todos estos esfuerzos están orientados en primer lugar a saldar una deuda que la CONMEBOL tiene con el fútbol femenino de Sudamérica. Hasta el 2016, el apoyo desde la Confederación era escaso y esporádico. En segundo lugar, porque el reto que nos planteamos es convertirnos en una potencia mundial, tal como ya lo somos en la rama masculina. Eso solo se logrará con una férrea convicción, fortaleciendo el trabajo intenso en las competiciones con la inversión en la formación, así como dando la visibilidad y fidelizando a nuestra audiencia en un fútbol sin género.
Quiero desear mucha suerte a los clubes participantes y asegurarles que el esfuerzo constante es el camino a la Gloria Eterna y, para aquellos que no la alcancen en esta edición, recordarles que el fútbol tiene una virtud extraordinaria: siempre da revancha.
Alejandro Domínguez W-S
Presidente de la CONMEBOL
