Fue un año inolvidable. 1986 quedará por siempre marcado en rojo (y blanco) en todos los almanaques de los simpatizantes de River Plate, porque en aquella temporada consiguió ser campeón de todo lo que disputó: torneo local, Copa Libertadores y Copa Intercontinental.
Fue un año inolvidable. 1986 quedará por siempre marcado en rojo (y blanco) en todos los almanaques de los simpatizantes de River Plate, porque en aquella temporada consiguió ser campeón de todo lo que disputó: torneo local, Copa Libertadores y Copa Intercontinental.
Aquel domingo 14 de diciembre de 1986, el cuadro argentino saldó una deuda con su historia, el vencer por 1-0 al Steaua Bucarest en el estadio Nacional de Tokio y consagrarse como el mejor equipo del mundo.
Dirigido por Héctor “Bambino” Veira era un elenco muy sólido en defensa y letal a la hora del contragolpe, gracias a las mágicas habilitaciones de Norberto Alonso para sus dos delanteros, que eran incontenibles para los defensores adversarios: Juan Gilberto Funes y Antonio Alzamendi.
Éste último, un eximio definidor, fue el autor del único gol de la final ante los rumanos. Fue a los 28 minutos, cuando Alonso ejecutó rápidamente un tiro libre, habilitándolo por la derecha. El uruguayo le ganó en el pique a Weisenbacher y Bumbescu, ingresó al área y remató, pero la pelota dio en el poste, rebotó en las piernas del arquero Stingaciu y se elevó. Allí fue donde la tremenda pericia de Alzamendi hizo el resto, porque siguió la jugada y de cabeza la envió al fondo del arco.
A partir de ese momento, River llevó el partido al terreno donde más cómodo se sentía: esperar y contragolpear. El interminable Américo Gallego, su capitán, dio una cátedra del mediocampista central, cortando y haciendo jugar. La desesperación y falta de ideas de su rival, hizo el resto.
El pitazo del uruguayo José Martínez Bazán marcó el final del match. River Plate era el mejor del mundo. Merecido logro para un muy buen cuadro, con excelsas individualidades, entre ellos, Nery Pumpido, Oscar Ruggeri y Héctor Enrique, que además de todos los títulos de 1986 con su equipo, habían sido campeones en el Mundial de México.
Párrafo aparte para Norberto Alonso. Es uno de los mejores jugadores del fútbol argentino y es uno de los más grandes ídolos en la rica historia de River Plate. Ese encuentro ante el Steaua Bucarest, fue la brillante culminación de su carrera.
Formaciones –
River Plate: Nery Pumpido; Jorge Gordillo, Nelson Gutiérrez, Oscar Ruggeri, Alejandro Montenegro; Héctor Enrique, Américo Gallego, Roque Alfaro (Daniel Sperandío); Norberto Alonso; Antonio Alzamendi, Juan Gilberto Funes. DT: Héctor Veira. Steaua Bucarest: Stingaciu; Iovan, Belodedici, Bumbescu, Weisenbacher; Barbulescu (Majearu), Stoica, Balan, Balint; Lacatus, Piturca. DT: Anghel Iordanescu.
Eduardo Bolaños/conmebol.com