Con la baja de Franck Ribery para el Mundial de Brasil-2014, Karim Benzema, que volverá a jugar con Francia el domingo ante Jamaica, deberá ahora asumir un papel de jefe técnico poco habitual en él.
Tras el golpe que supuso para los pupilos de Didier Deschamps la baja de «Francky», el delantero del Real Madrid, ya respuesto de sus problemas en los aductores de la pierna izquierda, es el salvavidas al que se agarra la selección francesa.
Tras su mejor temporada defendiendo la elástica del Real Madrid, en la que fue campeón de Europa y marcó 24 goles contando todas las competiciones, Benzema, de 26 años, sabía que los focos se volverían hacia él en su primera experiencia mundialista.
«He progresado. He recibido críticas, buenas y malas. Soy de los más veteranos en el equipo de Francia y debo dar ejemplo. Puedo aportar mi experiencia», declaró el 30 de mayo en Clairefontaine el delantero blanco, que ha marcado 19 goles en las 65 ocasiones en que ha sido internacional.
Pero, el contexto ha cambiado radicalmente con la baja de su compañero Franck Ribéry y ahora se encuentra en primera línea, siendo el único en poder llevar la incómoda marca de «crack», a la espera de que Paul Pogba, destinado a formar parte algún día de este restringido círculo, se una a él y comparta el peso de la selección francesa.
El lunes, viajará a Brasil como un auténtico número uno en ataque, y más tras la desgracia de Ribery.